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Consecuencias si – Castigos no

Conoce porqué consecuencias si, castigos no

Los padres coherentes usamos el castigo como último recurso, dado que el castigo presenta algunos inconvenientes que se pueden arraigar en la vida de nuestros hijos de manera permanente.

DESVENTAJAS DE LOS CASTIGOS

Con el castigo no se logra que el niño aprenda una conducta más adecuada, sólo hace desaparecer o reducir una conducta problema. Enseña lo que no se debe hacer en lugar de lo se debe hacer.

Si se castiga demasiado, el niño puede aprender a engañar, a “evitar” para escapar del castigo.

Puede generar miedo en el niño. El objetivo no es que el niño tema a sus padres, sino que les respete y les obedezca.

Además, sólo funciona cuando está presente el que castiga. En cuanto le demos la espalda al niño castigado, continuara con el mismo comportamiento pues no ha comprendido la norma.

Cuando se usan los castigos muy a menudo, pierden eficacia, se acaban acostumbrando. Hay niños que están eternamente castigados, siempre y a todo (hasta la próxima evaluación sin consola, tele, celular, sin salir, sin jugar fútbol…).

Es frecuente escuchar a los padres decir cosas como: es que lo tengo que castigar con algo que le duela, o deber ser algo que recuerde por mucho tiempo…

En padres coherentes te invito a pensar diferente, que tal si en vez de dar castigos, gritos o incluso golpes, los reemplazas por consecuencias naturales y/o lógicas a sus actos.

VENTAJAS DE LAS CONSECUENCIAS

En primer lugar, las consecuencias elegidas deben ser realmente eficaces y deben ser igualmente educativas. Tienen que tener relación con la norma que se ha saltado el niño.

Para que la consecuencia sea eficaz, tiene que aplicarse INMEDIATAMENTE DESPUÉS de la conducta inadecuada. No puede dejarse para más tarde o para cuando venga tu padre o para cuando estemos a solas.

El niño tiene que poder entender que las consecuencias son dadas a causa de su comportamiento. En otras palabras, se le tiene que explicar antes de fijar la consecuencia, cuál es el comportamiento que nos desagrada y qué ocurrirá si se sigue comportando de esa forma.

En conclusión, nuestro proceder debe ser firme y consistente. Debe darse SIEMPRE la consecuencia ante la conducta inadecuada, independientemente de cuál sea nuestro humor en ese momento, de que estemos en una casa que no es la nuestra, de la presencia de terceros, etc.

Asimismo, debe ser realista, algo que el niño pueda cumplir.

Debe ser proporcionado al mal comportamiento. Cada acto tiene sus propias consecuencias.

Imagen de Olya Adamovich en Pixabay